Obra de teatro donde por primera vez aparece el prototipo del personaje "Don Juan" que nutrirá la literatura universal durante muchas décadas. Un ejemplo de ello es la famosa obra Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Este tipo de obras eran muy aceptadas por el público cuando se representaban, quizá porque el libertinaje desenfadado que usa el enamoradizo don Juan era admirado y deseado en el fondo de muchos corazones.
Si surgieron estas comedias en el siglo XVII, fue porque el protagonista imperaba en la realidad social de la época. Representa a un joven aristócrata de clase social alta protegido por su influencia familiar en las altas esferas políticas. En el caso de El burlador de Sevilla, don Juan se burla de las damas, no importa de qué clase social sean y de la justicia. No tiene temor a nada. Cuando le dicen que hay una justicia divina, contesta con la misma frase siempre: "tan largo me lo fiais", o lo que es lo mismo: "la muerte me queda lejos porque soy joven". La acción de la comedia empieza en Nápoles y acaba en Sevilla.
La obra relata dos engaños y dos seducciones, mintiendo como nadie se ha atrevido a hacerlo nunca. Las cuatro acciones consistieron en conseguir acostarse con doña Isabela y con doña Ana, haciéndose pasar por los amantes de éstas y con la seducción de Tisbea y Arminta, estas últimas de una clase social más sencilla. Todas ellas están descritas con un hermoso lirismo, en estrofas redondillas. En el caso de Arminta, la situación es de una dramaturgia trágica. Acaba de celebrar su boda con Batricio y, cuando espera a su nuevo esposo por la noche, se presenta don Juan y la seduce, acostándose con ella. Tanto Tisbea como Arminta, cuando al final claudican, lo hacen convencidas de que su condición social va a cambiar porque don Juan les ha prometido matrimonio.
Don Juan se burla de todo y de todos, y se acuesta con la mujer que se propone abandonándola después. Con ello consigue una fama que le enaltece. No hace caso de sermones y consejos de su tío y de su padre. Sabe que si tiene algún problema, se lo resolverán. Es un hijo calavera, una "desvergüenza de caballero" dirá Arminta de él. En uno de sus diálogos con ella, Arminta le dice: "Jura a Dios que te maldiga si no cumples la palabra prometida". Y él le contesta: "Si la palabra y la fe mía te faltaren, ruego a Dios que me dé muerte un hombre (y dice a parte: muerto)".
Comoquiera que después de engañar a doña Ana mató al padre de ésta, don Gonzalo, para poder defenderse, será el muerto quien le hará justicia. Claro, se trata de una justicia poética, dramática, necesaria para poder acabar la obra. El espectro de don Gonzalo le invita a cenar en la iglesia donde está enterrado y le pregunta si tiene miedo. Don Juan, muy chulo, le dice que él no teme a nadie y asiste a la cena. Cuando, habiendo acabado, el difunto le pide que le dé la mano, le aprieta tanto que le da muerte, acabando la pesadilla del burlador de Sevilla.