Sobresalen algunos personajes: Óscar, niño inteligente e imaginativo que aprueba todo pero es un poco vago, es el protagonista; fue capaz de decir a sus compañeros que se había disfrazado de policía secreta y, por eso, no le vieron en la fiesta. Su madre no había podido comprarle un disfraz. Zacarías es un mal estudiante que sólo aprueba "Gimnasia" y una mala influencia para Óscar. Eusebio, niño que se relacionaba poco con sus compañeros, somete a un león que se había escapado de su jaula en el zoo de Madrid. Y, cómo no, don Alfredo, maestro vocacional, que va ejerciendo su labor muy profesional entre tanta diversidad.
El relato lo hace, desde su memoria, la madre de Óscar mientras se lo cuenta a una vecina. Ambas utilizan deliciosas expresiones del vocabulario popular que, gramaticalmente no se admiten, pero que circulaban en el boca a boca, a pesar de que algunas me han parecido irreales, exageradas.
Me ha llamado la atención la utilización del diálogo constante en la narración que, a pesar de mezclar diferentes conversaciones, se pueden seguir las ideas principales.
Recomiendo su lectura, sobre todo a aquellas personas que han pasado su niñez en un pueblo. Se reviven muchas situaciones similares.